De quien soy y quien no soy.
De quien fuí y de quien nunca sabré que era.
Y no sólo de mi, sino de mi en el yo-tú, y de mí en el yo-eso.
De alturas y profundidades, y de ninguna de éstas cosas a la vez.
Se trata de mi alma, y de la tuya, del alma del mundo y del alma de las cosas.
Se trata de sueños, fantasías, imaginaciones y delirios.
Se trata de cosas, objetos, naturaleza, civilización y cultura.
Se trata de cacharros y fantasmas.
De hormigas y duendes.
De ciudades y dioses.
De todo y de nada.
De encontrar y no de buscar, y de estar abierto a ese encuentro.
De ser y no de desarrollarse, y de aceptar que siempre soy.
Y de que ese Ser, se despliegue.
De transformaciones y metamorfosis.
Se trata de grandes muertes y resurrecciones.
De dolores y alegrías, y de placeres y sufrimiento.
De alienaciones y separaciones.
De ser quien soy con la multitud que me habita, y entre la multitud con quien habito este planeta.
De sostener siempre un pié en este mundo, y otro, en el otro.
Del amor y del odio.
Se trata de la locura y el entusiasmo.
De la pasión y el desencanto.
De idioteces y genialidades.
Y de todo lo que habita en medio.
Del misterio y lo conocido.
Se trata, ni más ni menos, que de la vida misma.