Gracias por este día-, son las primeras palabras que pronuncio al despertar, y las últimas antes de cerrar mis ojos.
Cuando consideramos que todo lo que tenemos es un regalo que se nos ha otorgado gratuitamente en un gesto de bondad infinita, cada día que llega se convierte en una nueva esperanza, y cada día vivido, en un tesoro invaluable.
Y es que un corazón agradecido puede transformar los días comunes en días de gracia, puede serenar las inquietudes y ablandar los enojos, puede hacer más llevaderos los problemas y endulzar esos momentos especiales, que aunque pocos, llegan a nosotros de la manera más sorprendente e inesperada.
¡Tenemos tantas cosas por las cuáles dar gracias diariamente!
¿Habeis pensado alguna vez, amigos mios, que cuando despertamos se nos está concediendo, una vez más, la oportunidad de vivir un nuevo día?, ¿que tenemos ante nosotros la ocasión de corregir los errores que cometimos ayer, y que en esas horas por transcurrir podemos dar todo el afecto, toda la ayuda que podamos a la gente que necesita de nosotros, trabajar por nuestra propia felicidad y preparar el camino para un futuro tranquilo y lleno de paz y alegría, y que éstas son sólo algunas razones por las cuáles debemos estar agradecidos?
Sé que la vida no es un campo florido, sin embargo, entre los cardos y las espinas, florecen pequeños botones, que están allí para cada uno de nosotros. Sólo tenemos que encontrarlos con paciencia y alegría, aún en medio de la más profunda tristeza.
Pienso que la gratitud es una virtud que nace de un corazón puro, y la forma de expresarla, aunque sea imperfecta, es un dulce deber, para con nosotros mismos, para quienes nos ayudan ..........................
Cualquier forma en la cuál demostremos a nuestro prójimo el agradecimiento, será bien recibida, siempre que provenga directamente de nuestra voluntad. Una sonrisa, a tiempo y con alegría, puede bendecir a quien nos ha ayudado, y ese humilde gesto colmará nuestro ser de un sentimiento de satisfacción, porque la verdadera gratitud está entrelazada con la humildad, la perla más bella del alma.
Quien es agradecido, experimenta los momentos de la vida en todo su esplendor, ya que está preparado para admirar no sólo el océano, sino también la perla que éste encierra, porque valora no sólo los grandes favores, sino aún aquellos que llegan con una palabra de aliento, un apretón de manos y hasta con una mirada de comprensión.
Os dejo una cita de Helen Keller. Sus palabras han llenado mi alma de serenidad y amor…
“ Se me ha dado tanto, que no tengo tiempo de reflexionar en lo que se me ha negado”.
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